sábado, 30 de marzo de 2013

PRESENTACIÓN LIBROS EN JAÉN

Historia de un viaje en tren/por: TITO ALVARADO

HISTORIA DE UN VIAJE EN TREN

Cosmos Cuántico - Campos Akásicos -
de Ivonne Sánchez Barea
Ediciones EISEKE S.L. Granada, España, 2012
Por Tito Alvarado , Canadá.

Cada libro tiene su valor si logra ser leído por el lector al cual ese libro está destinado, y mejor aún si logra a los lectores que compartan el viaje, que toda lectura significa, como un deleite, como una oportunidad para aprender, como una comunión con otras visiones. Ivonne Sánchez Barea se atreve a poetizar lo que parece imposible: las matemáticas, el cosmos interior, y lo hace mirando aquello pequeño y no por pequeño menos infinito, casi totalmente desconocido, con los ojos que se tiene para ver lo infinitamente grande, en realidad Cosmos Cuántico, campos akásicos es un viaje en tren y me corresponde contar su historia, que no es otra que un instante, más que de vivencias, de probabilidades. Antes debo decir que con más frecuencia que acierto se confunde historia con crónica, desde el poder se difunde el infundió de que la historia son las pocas personas que se registran en las páginas de los libros de historia, sin dar cuenta de los cientos de millones de personas que quedaron desperdigadas en los campos de batalla. Para mi la historia es lo que nos acompaña en el viaje, el vaivén, la ilusión de un paisaje, aquello que va con nosotros y se deteriora, los accidentes del caminar, distorsionado luego por la visión de quien nos entrega un resumen de lo que fue.

La pregunta es ¿Con qué ojos nos cuenta Ivonne Sánchez Barea su viaje? Pero antes debo relatar, el antes de la historia, que como todo asunto complicado, es simple: ella partió un día de Cájar, su lugar bajo el sol de Andalucía, en España, hacia el sol de La Habana, en Cuba, que es el mismo sol y es a la vez uno distinto en intensidad de luz y calor, ella iba a participar en el Festival Internacional de poesía de La Habana y se encuentra una mañana de lunes participando en el V Congreso de Proyecto Cultural SUR, ahí comienza el conocimiento mutuo en varias direcciones. A mi me ha tocado la suerte de recibir tres de sus libros, entre los cuales está este que comento.

La historia en si no es la historia del libro, los avatares de su publicación o las expectativas superadas o no. La historia de un libro no es el instante pasado y muerto al momento de producirse la magia de ver lo escrito, impreso en papel y en formato manejable, generalmente con una portada que es una invitación abierta. La historia es todo eso que el lector puede prescindir sin un atisbo de duda y es la lectura de un trabajo, un pensar, un decir, plasmado en formato libro, es lo que la lectura deja en tanto disfrute, en tanto crecimiento de alma, en tanto palmada en la frente y a veces hasta un irrefrenable deseo de apretarse los dedos en una puerta, como magistralmente lo expresara Miguel Hernández al referirse a la poesía de Neruda y es esta la historia de mi viaje en tren por las páginas de este libro.

Hace algunos meses abrí las puertas de mi intelecto a la Danza de los maestros del Wu li, el libro de Gary Zukav que nos habla, sin recurrir a las matemáticas, de la mecánica cuántica, de allí rescato el que las partículas pueden estar en dos lugares al mismo tiempo y que tienden a comportarse de distinta manera según si son observadas o no. Luego de leer ese libro, intuyo, más que saber, que la esencia del estudio de una cantidad, un quanto, es la danza, esa que está en todo movimiento y que a veces es partículas y a veces es onda. Lo magnífico de esta esencia es que el movimiento es en verdad lo único eterno. En esta eternidad de tantos movimientos como átomos y partículas hay en un universo, infinito para nuestra capacidad de desplazarnos, esta danza, que algunos intentan pervertir transformándolo en baile, que no es lo mismo, nos acerca a una verdad imposible de aceptar: la mecánica cuántica es el universo de las probabilidades, donde todas son posibles y es en este sentido que hablo de un libro como de un viaje en tren. En el mundo de la mecánica cuántica hay una probabilidad de que una pelota atraviese un muro, lo que a todas luces en la mecánica común es imposible, en cambio en este mundo hay una probabilidad de que yo emprenda un viaje en tren y lea este libro, salvo que ahora me refiero a que el libro, como lectura no como objeto físico, es un viaje en tren.

El tren tiene un traqueteo rítmico constante. Es un multi-mundo, pues cada pasajero es un mundo que recibe la influencia de lo que hace y ve. El mío es un viaje imaginario. Estoy en un rincón cualquiera y leo:

...”Se parte de la proporción Áurea, hacia un viaje por atmósferas celestes, teorías, conceptos del espacio y el tiempo, hasta la esencia de lo humano.”
...”y el arco se ampliará infinitamente en los cosmos que componen los diversos universos, los multiversos... que cada cual contenemos”
...”creando este puente desde el razonamiento abstracto hacia lo cotidiano y profundamente espiritual.”

Estas palabras de intención están en la presentación, que la misma autora hace de su libro. Son una profesión de fe y a la vez contiene la indeleble tinta de quien desde un saber universitario da cuenta de un análisis. No quisiera pensar que la poeta se justifica, si entiendo que lo suyo está más en el universo de las matemáticas que de la poesía, lo cual no desmerece lo logrado, pero puede ella sentir que por momentos no toca tierra. Y es que el sujeto que ha priorizado tiene lo abismal de la enormidad, es algo que nos supera y se resiste a ser poetizado.

Por lo mismo, ella se esmera en ir al fondo del asunto sin mayores metáforas que una intención pura. El primer poema es la clave para entender todo el poemario, nos dice la poeta Sánchez Barea en el poema Instante, que copio en su totalidad:

Si el plano terrenal doblase esquinas,
si abriesen las cancelas y las vallas,
si cruzasen los puentes sobre mares,
si viajásemos más veloz que la micra...
Sí, si seríamos dueños del instante.

Toda una declaración de principio, una filosofía de vida, una certera audacia de ver lo imposible. Los si condicional no son traba, impedimento, para que se abra una probabilidad, aquí tiene el mérito de insinuarnos lo que puede ser y atisbar su significado profundo. Lo que es en la mecánica física normal una deseo es en el Cosmos Cuántico, una puerta abierta a insospechados paisajes.

En Proporción áurea leemos una estrofa:

Historia de los tiempos,
filosofía del saber;
mente, moral y estética.
verdad y amor,
lenguajes de la existencia.

Como vemos, no es una poesía hecha de palabras que obliguen al lector a exclamar ¡qué bello!. Es un condensar de saberes, visiones y tiempos en cinco versos cuya intensión es que la totalidad sea el poema, no las partes. Aquí la belleza no está en las palabras, está en lo que estas sugieren y a la vez tienen esa fuerza misteriosa que contiene toda sugerencia. Es decir el poema requiere un alguien que, al igual que un observador de partículas, complete el poema y este adquiere un rumbo según el lector que lo completa con su saber, con su entender.

En Infinitud nos dice:

“Inexplicable cálculo del todo como una parte,
multi-infinitos, multiversos, indefinidos
e interminables eternos”

y termina con:

“Tic - tac
insonoro latir
inodoro percibir
del pensamiento
infinitud, veloz instante inquieto”

Aquí la poesía es la partícula, el cosmos, la mecánica cuántica, el todo que cabe en una parte, un tic – tac que no suena, un no olor que se percibe, una veloz inquietud. En suma el movimiento en su constancia infinita. Lo que es una parte, es el todo a la vez. La poesía es ejercicio dialéctico de fuerzas en lucha, que son en sí un poema, el de la acción de lo observado y del observador en un juego de nunca acabar. No es una poesía pura ni es pura poesía, en una forma compleja es lo que es, lo que ha sido y lo que será, el pasmo del físico que juega a ser Dios. Y es que en este tren de velocidades múltiples todo es lo que ha sido y lo que puede ser. Una pelota acaba de atravesar un muro.

http://vateyarte.blogspot.com